Hielos del mañana

Por Viviana A. Alder


La investigación científica en la Antártida: pasado, presente y futuro

La historia de la investigación científica en la Antártida comienza a fines del siglo XVIII, cuando se descubre el gran Océano Antártico. Este vasto, hostil y misterioso mar en el confín del mundo despertó primero una profunda curiosidad en los heroicos expedicionarios de la época, para transformarse poco tiempo después en el foco de intensas actividades exploratorias, científicas y principalmente comerciales. Pese a los muchos indicios que revelaban la existencia de un continente antártico, la profusa cobertura de hielo dificultaba enormemente el acceso a mayores latitudes y su eventual descubrimiento. Y si tal continente existe, no podía concebirse como un ambiente apto para la vida. Sin embargo, el ímpetu expedicionario no sólo pudo confirmar a presencia de un ecosistema continental antártico de características únicas sino que, pese a las adversidades del clima y los riesgos para la supervivencia, condujo al asentamiento de poblaciones humanas desde principios del siglo XX en los sectores riles accesibles. Desde entonces, la presencia del hombre en el continente antártico no se ha interrumpido.

Desde el momento de su descubrimiento, y no obstante las rigurosas condiciones climáticas, el Océano Antártico que objeto de una severa e indiscriminada explotación comercial centrada principalmente en los peces y las ballenas. Es más hacia fines de la década del cuarenta cuando se comienza a considerar a la Antártida bajo un enfoque que ve más allá de su potencial económico, atribuyéndole un peso singular a la posición estratégica del continente y a los conocimientos que podían surge de su investigación científica.

Una vez probada la capacidad de subsistencia del hombre a esas latitudes, se inicia entonces una activa etapa de creación de bases antárticas, permanentes o transitorias, con la intención de legitimar, mediante la ocupación, eventuales reclamos territoriales. Este intenso período de ocupación territorial que tiene lugar a mediados del siglo XX fue, en buena medida, contemporáneo de los preparativos para el Año Geofísico Internacional 1957-1958 (IGY: International Geophysical Year).

El IGY tuvo su inspiración en los Años Polares Internacionales (1882-1883 y 1932-1933), durante los cuales la atención estuvo centrada en el ártico. Pero en este nueva instancia, el Consejo Internacional de Uniones Científicas (ICSU: International Council of Scientific Unions) propuso la ejecución del IGY considerando a la Antártida un blanco prioritario de las investigaciones. Hacia fines de 1955, los preparativos para este megaproyecto ya estaban en marcha y más de 10 expediciones se encontraban en camino hacia la Antártida o en la etapa final de su organización. A mediados de 1956 el continente antártico contaba con 29 estaciones pertenecientes a 7 países Argentina, Australia. Chile. EEUU, Francia, el Reino Unido y la Unión Soviética. Durante el siguiente verano (1956-57) se establecieron 13 nuevas bases y se incorporaron otros 5 países al proceso de ocupación del territorio (Bélgica, Japón, Noruega, Nueva Zelanda y Sudáfrica). Estos 42 bases representaron el asentamiento de mas de 6.000 personas desarrollando tareas logísticas, científicas y técnicas en uno de los lugares más inhóspitos del planeta.

Las actividades del IGY involucraron más de 5.000 personas y un número importante de bases continentales y de otras ubicadas en islas adyacentes, en uno de los esfuerzos científicos internacionales más trascendentes de aquella época. El éxito del programa fue tan rotundo que Ia mayoría de los países participantes decidieron crear sus propios proyectos de investigación, de mayor duración, de modo de asegurar su presencia y continuidad en la Antártida. Ante esta situación, el ICSU creó el Comité Científico de Investigaciones Antárticas (SCAR: Scientific Commitee on Antarctic Research) destinada a coordinar los esfuerzos científicos de estos países. El SCAR tuvo la oportunidad de organizar su primer encuentro durante el IGY (febrero de 1958, La Haya, Holanda) y de delinear tres ejes principales de trabajo: el primero abarcaba la meteorología, la física cósmica, la fisologia y la oceanografía; el segundo, centrado en la geologia, incluía la glaciología, la geomorfología y la cartografía, y el tercero estaba dedicado a la sismología, los estudios gravitatorios y la vulcanología.

Una manifiesta voluntad de cooperación internacional y el creciente interés científico por la Antártida, sumados a la necesidad de mantenerla alejada de eventuates conflictos bélicos y reclamos territoriales, son los que conducen a la firma del Tratado Antártico de 1959, que fue ratificado por todos los paises miembros en 1961. El Año Geofísico Internacional debe ser considerado entonces como un punto de inflexión en la historia de la Antártida, en el que se pasa de la explotación de sus mares a priorizar la ocupación pacífica del continente y la investigación cooperativa y organizada.

Una vez finarizado el IGY, el número de estaciones antárticas se mantuvo más o menos constante. Algunas se cerraron definitivamente otras se fortalecieron; algunas son activas sólo durante el verano, otras desarrollaron una importante estructura logística que permite la permanencia de personal también durante el invierno. El número de países con interés por la Antártida, sin embargo, se incrementó notablemente desde el IGY hasta Ia actualidad: a los 12 países signatarios del Tratado Antártico luego se sumaron miembros consultivos (países que desarrollan actividad científica y miembros adherentes (sin actividad científica, pero cuyos gobiernos acuerdan obedecer el tratado). Hoy la Antártida implica el acuerdo y la colaboración entre 45 países, muchos de los cuales tienen una activa participación en los proyectos de investigación vigentes y colaboran en revelar la compleja naturaleza de la Antártida, sus peculiares procesos y su interacción con el resto del planeta.

Desde su creación en el transcurso del IGY y durante casi 50 años ininterrumpidos, el SCAR continua aún delineando y coordinando las investigaciones en la región antártica, identificando las problemáticas científicas emergentes, fortaleciendo a las investigaciones que cada país realiza en la región, y a sus capacidades y metas individuales mediante el incentivo del trabajo cooperativo, multidisciplinario e internacional. Asimismo, asesora científicamente al Sistema del Tratado Antártico y otras organizaciones, desarrolla actividades en asociación con otros órganos de investigación y proyectos internacionales a fin de relacionar las investigaciones antárticas en un contexto mundial (por ejemplo el Proyecto de Investigación sobre el Clima Mundial (VVCRP: World Climate Research Project), y participa como observador de otras entidades centíficas y convenciones tales corno la Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos Antárticos ICCMLR; Commission for the Conservation of Antarctic Marin Living Resources) y el Acuerdo sobre la Conservación de Albatros y Petreles ((CAP. Agreement on the Conservation of Albatrosses and Petrels), entre varias otras.

Las actividades del SCAR siguen siendo Ilevadas a cabo por diversos grupos de trabajo que representan, en gran medida, las diferentes disciplinas científicas que se realizan en Antártida. En la actualiclad el SCAR está conformado por tres Grupos de Trabajo (Ciencias de la Tierra, Ciencias de la Vida, Ciencias Físicas), un Comité Conjunto sobre el manejo de datos antárticos (JCADm) y tres Comités Permanentes (CP del Sistema del Tratado Antártico, CP sobre información geográfica antártica y CP de finanzas). Bajo este esquema de organización y mediante la evaluación conjunta de la información provista por cada uno de los paises que desarrollan activalades en la región (o generando y ejecutando sus PrOPIOS programas de in-vestigacOn y monitoreol, el SCAR es responsable del manejo de un cuantioso caudal de información, y por su intermedio han sido descifrados muchos de los enigmas vinculados con la Antártida.

En Ciencias de la Vida, abordó por diferentes vías el estudio de las especies antárticas marinas y terrestres en cuanto a su evolución, biología e interacción con el médico organizando y liderando los siguientes programas: RISCC, con el objeto de evaluar la sensibilidad regional al cambio climático de los ecosistemas terrestres y aguas continentales, y el incremento de la radiación ultravioleta; BIOMASS (1977-1991), destinado a estudiar la dinámica de las comunidades que viven en el Océano Antártico, incluyendo una evaluación de sus biomasas y el rol funcional del krill en el ecosistema (la información obtenida por este programa sentó las bases para la creación de la CCAMLF). EASIZ (1994-2004), cuyo objeto fue investigar el rol del hielo en los ecosistemas marinos y la dinámica entre las comundades que viven en aguas superficiales y las que se encuentran asociadas al fondo marino: y EVOLANTA. destinado al estudio de la historia evolutiva y biológica de los organismos antárticos. El grupo de trabajo de Ciencias de la Vida también estableció en 1980 un progama de monitoreo sobre la abundancia, la distribución espacial y las fluctuaciones temporales de las aves marinas antárticas y subantárticas, y programas de monitoreo y conservación de las focas antárticas.

El grupo de Ciencias de la Tierra, por su parte, desarrolló programas para el estudio de la evolución y reconstrucción paleontoclimática de La Antártida (ACE), la exploración y estudio de los procesos, el ambiente. la vida y el paleoclima de los lagos subglaciales (SALE), y abordó asimismo muy diversos aspectos vinculados con la geodesia, el magnetismo. la neotectónica y la acústica (principalmente en relación a los mamíferos marinos.

En Ciencias Físicas, el SCAR lleva adelante muy diferentes programas y proyectos de enorme relevancia en la actualidad, enfocados en el rol de la Antártida en el sistema climático global y el efecto del cambio climático global sobre la Antártida (Programa AGCS); la física y química de la troposfera (FROST); las fluctuaciones meteorológicas y climáticas evaluadas a través de mediciones diarias de temperatura, presión y viento (READER); el rol de los océanos en el clima y la circulación global mediante acciones conjuntas de grupos de expertos en oceanografía del SCAR y el Comité Científico de Investigaciones Oceánicas (SCOR: Scientific Committee on Oceanic Research) la historia y el estado actual del Campo de hielo (ITASEN) las variaciones del espesor del hielo marino y el nivel del mar (ISMASS); las propiedades físicas del hielo marino (ASPECT). Asimismo, el SCAR cuenta con grupos de expertos en astronomía y astrofísica, y desarrolla un programa bipolar de estudio de la alta atmósfera (ICESTAR).

Los resultados de las investigaciones coordinadas por SCAR son organizados en una gran base de datos digitaltizados que incluye información biológica, topológica, geodésica, geofísica, oceanográfica y de las demás disciplinas involucradas en los estudios antárticos. Esta información constituye una herramienta fundamental para la generación de mapas científicos y resulta indispensable a la hora de seleccionar áreas especialmente protegidas (ASPA), áreas especialmente manejadas (ASMA), sitios de especial interés científico (SSSIS) o áreas marinas protegidas (MPAS).

El futuro de las actividades vinculadas con las ciencias naturales, la educación y difusión y el manejo de datos científicos en la Antártida, puede hoy representarse con el nuevo Año Polar Internacional (IPY: International Polar Year) Este evento histórico que se formaliza sólo cada 50 años, está organización por el ICSU y la Organización Meteorológica Mundial (WMO) para desarrollarse entre el 1° de marzo de 2007 y el 1° de marzo de 2009. Si bien el foco de las investigaciones serán los polos, el programa también cubre áreas adyacentes cuyo estudio puede contribuir a la comprensión de los procesos polares. Las actividades científicas responden a seis amplios temas principales que deben realizarse coordinadamente, en un marco multidisciplinario e internacional, con énfasis en la formación de recursos humanos y en el legado de infraestructura. De la totalidad de los proyectos presentados al comite del WY, casi 100 se efectuaron en la Antártida y están ligados a los principales proyectos y programas de investigación del SCAR.



El hombre y el ecosistema antártico

Pese a sus condiciones tan adversas la Antártida no ha logrado escapar al impacto humano en varias de sus formas, tales como la explotación de recursos. La contaminación, los disturbios. Este situation se ve agravada por cuanto tal alteración, en un ambiente tan sensible, ya no puede ser eliminada. Sólo nos queda pues reconocer los errores cometidos, tratar de no repetirlos, y mitigar, controlar y prevenir cualquier nuevo impacto humano sobre el ecosistema.

Como ya fuera menconado la explotación de los recursos marinos vivos en al Oceano Antártico comenzó poco después de su descubrimiento, y son estos los únicos recursos actualmente sometidos a explotación, ya que la de los recursos naturales no renovables este prohibida hasta el año 2041 en el marco del Protocolo de Madrid. En menos de cuarenta años (aproximadamente entre 1790 y 1830), los buques foqueros y balleneros causaron un brutal impacto sobre prácticamente todas las especies de mamíferos marinos y también sobre las poblaciones de pingüinos. La aparición de los buques-factoría a comienzos del sigh XX contribuyó al crecimiento de esta industria consecuentemente, también a la violenta disminución de varias de estas poblaciones. Cuando una especie cornenzaba a escasear en el océano, los pescadores inmediatamente buscaban otra de reemplazo para continuar con sus activdades comerciales. Primero se priorizaron las focas, luego las ballenas, y los pingüinos conformaban un recurso alternativo. La industria ballenera se sostuvo hasta casi 1960, y cesó cuando el stock de estos organismos se redujo a números tan insignificantes que ya no se justificaba el estuerzo de búsqueda y captura. Las poblaciones de pingüinos no lograron diezmarse, pese a la explotación. Vale destacar que los tripulantes de las famosas expediciones antárticas de incios del 1900 (la de Nordenskjöld en 1903, la de Scott en 1912, la de Shackleton en 1916) basaron su supervivencia en estos recursos.

En lo que respecta a la contaminación, las actividades iniciales del hombre en la Antártida, incluida la explotación comercial, fueron muy probablemente menos perjudiciales para el ecosistema que las de este último independientemente de las cantidades de productos que eran descartados al mar o depositados en las bases antárticas y posteriormente abandonados, la mayoria de estos eran biodegradables en aquel entonces. El nivel de contaminación se incrementó posteriormente en la Antártida por dos situaciones. En primer lugar, por la introducción de materiales plásticos, productos derivados del petróleo empleados como combustibles de aviones, barcos, vehículos especiales y para calefacción y productos químicos, los cuales eran elminados directamente al medio marino o continental. En segundo lugar, por el establecimiento de las bases antárticas, proceso que cobró su máxima actividad durante el Año Geofísico Internacional y trajo aparejado un gran despliegue logístico y una afluencia inusual de personal, con el consecuente incremento de desechos, residuos de diverso tipo y materiales de construcción. Cabe destacar, sin embargo, que la contaminación provocada por la actividad en las bases antárticas tiene lugar casi exclusivamente en áreas y épocas clararnente restringidas (inmediaciones de las bases y en verano), y que la misrna se mantiene en niveles generales bajos, sobre todo si se tiene en cuenta el ínfimo porcentaje de superfice antártica ocupada por el hombre. Actualmente, las medidas de conservación adoptadas en el marco del Tratado Antártico consideran un estricto sistema para mantener la protección del medio ambiente y protocolos de trabajo que mantienen la situación bajo control. Estas medidas contemplan asimismo que los residuos orgánicos e inorgánicos sean transportados anualmente a los continentes.

El Año Geofísico Internacional fue un mecanismo disparador de dos hechos particulares que generaron una alteración en el ecosistema. En primer lugar, el incremento de la población humana y de las consiguientes actividades impuestas por el trabajo y la subsistencia. Luego del ICY, la construcción de bases se redujo notablemente, e incluso varias fueron cerradas en forma definitiva. La población de verano disminuyó hasta 1958-1961 época en que se mantuvo en aproximadamente 4.000. Para luego incrementarse hasta alcanzar un máximo en 1990 con 8.340 habitantes. La población invernante, en cambio, se mantuvo medianamente estable (500 - 1.000 habitantes).

En segundo lugar, la difusión de este evento despertó una particular curiosidad general por el continence blanco. Y puede considerarse que fue el principal promotor del turismo en la Antártida. Ya en 1956 y por primera vez, casi un centenar de turistas llegaron por vía aérea a la Antártica. Aunque fluctuante, el movimiento de turistas se incrementó considerablemente en 1974-1975 (casi 5.000 personas visitaron la Antártida). duplicándose en 1995-1996 a 19.000 turistas). Actualmente hay más de veinte empresas dedicadas al turismo antártico.

En 1991 se creó la Asociación Internacional de Operadores de Turismo de la Antártida (IAATO) que reúne a las principales empresas del rubro. Esta asociación conjuntamente con las naciones del Tratado Antártico, ha adoptado una destacada actitud en salvaguarda del ambiente antártico elaborando una serie de normas protectoras vinculadas con esta actividad. Sin embargo, debe considerarse que el pulso turistico se concentra en una misma época del año (verano) reiterando el ingreso de clentos de personas a los lugares mss atractivos y de más fácil acceso. Aunque personal especializado se ocupa de instruir a los turistas en estas normas, los sectores preferidos por actividad turistica se ven indefectiblemente sometidos a un fuerte disturbio, tanto como otros lo estuvieron durante el IGY. Muy probablemente, el mayor riesgo se vincula con el incremento en el número de cruceros y vuelos turísticos, los rumbos que se siguen rutinariamente durante la navegación y la infraestructura de los buques (especialmente en lo referido al esquema de tratamiento de residuos). Estas actividades, realizadas en forma reiterada, terminarían alterando el ecosistema marino y las colonias de aves y mamíferos con asentamiento continental o viviendo sobre el hielo. Asimismo, no debe perderse de vista que los buques, ya sean con (fines turísticos, logísticos o científicos, pueden eventualmente sufrir derrames de combustible. Otro considerable impacto es el incremento de la presencia humana durante el verano: entre turistas, personal científico y logístico. La población antártica esta alcanzando la histórica cifra de casi 20.000 personas. Riesgos del calentamiento global e influencia del deshielo en el clime del planeta.

El clima de la tierra ha estado siempre en constante cambio, alternando entre períodos glaciares e interglaciares. El análisis de los testigos de hielo conectados en la Antártida indica que el último período glaciar finalizo hace aproximadamente 10.000 años, encontrándonos actualmente en un período interglacial. El cambio climático es, entonces, un fenómeno natural, pero la situación preocupante es el hecho que hemos superado ampliamente el máximo esperado en los valores de CO2 y temperatura a una velocidad sin precedentes. Según versiones diferentes, el CO2 atmosférico se Incrementó, a partir de La Revolución Industrial (1860) y como consecuencia de la quema de combustibles fósiles y la destrucción de bosques y praderas, o bien desde el inicio de la agricultura en la Mesopotamia y China hace 11.000 años atrás, actividad que representó el comienzo de la tala de bosques e inundación de los suelos para el cultivo de arroz.

El incremento de la temperature del planeta es indepertdrente de la latitud. Aunque en la Antártida -y muy afonunadamente- nunca se han extraído los combustibles fósiles y el ecosistema terrestre sólo es favorable para el desarrollo de unas pocas especies debido a su profusa cobertura de hielo, es evidente aquí que lo que ocurre en determinados sectores termina afectando a todas las regiones del planeta, porque la atmósfera es un sistema muy dinámico que actúa en estrecha relación con los océanos. La información proviene de la Península Antártica indica que la temperatuta ambientales ha sufrido un incremento de 3°C en los últimos 50 años. El aire caliente transportado por los vientos del oeste, pudo haber contribuido al colapso de la Barrera de Hielo de Larsen "B". No obstante, hay que destacar que la temperatura en la Antártida Oriental está estable o ha disminuido levemente. Por otra parte, el incremento de temperatura en la troposfera antártica durante el invierno es el mayor que se ha registrado en el planeta. Los glaciares del oeste de la Península Antártica, también esten dando señales que indican una disminución del campo de hielo.

Es fundamental tener presente que la vide es posible gracias al vapor de agua, el óxido de carbono y otros gases (óxido nitroso, metano y ozono. etc.) que tienen la capacidad de retener la energía calorífica del sol o de generar el Efecto Invernadero. Sin estos gases (que deben estar presentes en la naturaleza manteniendo su concentración en equilibrio el planeta sería helado. Los principales reservorios de CO2 son la atmósfera y la hidrósfera. Las moléculas de CO2 son el reservorio fundamental de carbono asimilable por los seres vivos. El carbono es el elemento básico de las moléculas orgánicas (carbohidratos, lípidos, proteínas, ácidos nucleicos, etc.). componentes fundamentales de todos los organismos. El Carbono de la atmósfera es "consumido" por los organismos productores en el proceso de fotosíntesis, y es devuelto durante la respiración, cuando los organismos oxidan los alimentos produciendo CO2. Los primeros organismos productores de oxígeno o fotosintéticos aparecieron en el mar y contribuyeron en La formación, primero, de la capas de ozono (aproximadamente 700 millones de años) y luego, de la atmósfera (aproximadamente 500 millones de años). En este marco, es claro que hemos podido alterar sustancialmente y en escaso tiempo lo que ha demorado millones de años en generarse.

Durante los tiempos geológicos, las glaciaciones seguidas por períodos interglaciares, modificaron abruptamente el nivel del mar causando la desaparición masiva de algunos organismos, al tiempo que otros lograron sobrevivir. Estos organismos (=carbono), quedaron enterrados en el suelo o fondos oceánicos durante miles de millones de años. Mediante los procesos de mineralización, donde las bacterias juegan un rol esencial, se transformaron en combustibles (petróleo, carbono). Al explotar y quemar los combustibles, el hombre "desenterró" el carbono que había quedado retenido en el suelo por procesos naturales, devolviendolo a la almtósfera aumentando su concentración y "rompiendo " el equilibrio. Si continuamos utilizando los combustibles fósiles y degradando los ecosistemas con la misma intensidad que lo hemos hecho en estos últimos años, seguiremos incrementando la concentración de CO2, la temperatura y el efecto invernadero. Hoy, las consecuencias de estas actividades ya están a la vista de todos.

La Antártida es clave en el clima mundial y en la circulación oceánica. El movirniento de masas de aire frio y rnasas de agua (rica en nutrientes esenciales para el desarrollo de la vida marina) hacia latitudes bajas, regular el clima mundial y fertiliza las aguas de otras regiones. El ecosisterna continental antártico alberga la principal reserva de agua del planeta. Sin embargo, en termines de producción biológica y de su rol en muy diversos procesos. El Océano Antártico es de características únicas. La presencia y circulación de la Corriente Circumpolar Antártica, la más poderosa del planeta donde convergen los extremos australes del Pacífico, Indico y Atlántico Ie confiere a la Antártida un sustancial grado de aislamiento. El Oceano Antártico es el principal sumidero de CO2 del planeta. La actividad fotosintética de millones de células que abundan durante la primavera y el verano austral, la relativamente simple estructura de la cadena trófica y el espectacular hundimiento de masas de agua frías y heladas en sectores geográficos localizados, favorecen el transporte de CO2 hacia el fondo marino. La cadena trófica antártica está sustentada por células microscópicas fotosintéticas que poseen un esqueleto denominadas diatomeas, cuyo tamaño es ideal para ser consumido directamente por los crustaceos y estos, a su vez, por los consumidores secundarios. Esto implica la presencia de una cadena de alta eficiencia biológica conformada por escasos niveles. Estrategia que también favorece el transporte de CO2 hacia el fondo oceánico. Estas características, junto con los procesos físicos de hundimiento de aguas, transportan el carbon en forma de CO2, organismos vivos, materia orgánica y detritos hacia el fondo oceánico.

Sus aguas superficiales están totalmente cubiertas por hielo marino durante el invierno, reduciendo su cobertura en cinco veces durante el verano. El hielo marino y su fluctuación estacional, junto con otros procesos físicos, tales como el encuentro de masas de agua de distintas características (zones frontales) y las áreas de hundimiento o ascenso de masas de agua, son clave en la abundancia, distribución espacial y dinámica de los organismos marinos. Cualquier alteración, afectara en primer lugar a los organisrnos que son arrastrados por las corrientes (fitoplancton, krill) y, en consecuencia, a los que dependen de éstos para su supervivencia.

El hielo marino es el hábitat, sostén y nursery de la mayoría de los organismos marinos, y cobra especial relevancia durante el invierno antártico. Durante la prirnavera y el verano se incrementan Ia radiación solar, la intensidad de la luz y la temperatura del agua de mar, y se produce el derretimiento que libera aguas de baja salinidad al océano adyacente y favorece a la formación de una capa superficial de mezcla de menor densidad que las subyacentes, en la periferia del campo de hielo. Estas condiciones causan el desarrollo explosivo de los organismos fotosintéticos o fitoplancton. Los organismos consumidores primarios, o zooplancton, contribuyen en el transporte del CO2 hacia el fondo oceánico mediante el consumo directo del fitoplancton.

El ascenso de temperatura traería como consecuencia un incremento de las precipitaciones y de la tasa de derretimiento del campo de hielo continental. Esta aguas ingresarían al ecosistema marino conduciendo a la formación de una capa de mezcla mucho mas estable que la actual y de mayor profundidad que, permitiría el desarrollo de una comunidad de fitoplancton probablemente diferente a la actual. La reducción del campo de hielo marino primero, una disminución de la zona del borde de hielo donde se desarrollan los productores, o visto de otra manera, un aumento de la superficie oceánica donde las biomasas que se alcanzan son inferiores que las de las aguas costaneras y, en segundo una reducción del habitat preferential de las aves y mamíferos marinos. Esto permite concluir que toda la estructura de la comunidad marina actual será alterada como consecuencia de estos procesos. Asimisrno, las bajas temperaturas, son actualmente un freno para la actividad y la proliferación de bacterias productoras. Si la temperatura sigue incrementándose a este ritmo, las bacterias, cuyo tamaño es bastante inferior al de las diatomeas, proliferaran rápidamente y competirán por el uso de los nutrientes con estas últimas.

Los herbívoros dominantes de la Antártida (principalmente crustáceos) tales como el krill y los copépodos no pueden consumir bacterias, aunque estas pueden ser consumidas por otros organismos unicelulares, tales como protozoos. Esta situación implicará el desarrollo de nuevos niveles tróficos a la cadena, y una reducción de la energía disponible para el desarrollo del krill, peces, aves y mamíferos, disminuyendo entonces la productividad de las aguas y también de sus recursos pesqueros. El krill y los peces, que sostienen a las aves (albatros, petreles, pingüinos) y mamíferos marinos (focas, ballenas), son los principales recursos sobre los que operan actualmente las pesquerías antárticas, parte sustancial de la reserva global de la humanidad. La disminución de la cobertura de hielo observada en determinados períodos, ha llevado a un descenso (directo o indirecto) en algunas especies de pingüinos y también en las biomasas del krill. Mientras que algunas especies disminuyen, otras incrementan su abundancia.

Todas las actividades vinculadas con las pesquerías tienen un impacto ambiental. En consecuencia, la conservación y el manejo de los recursos pesqueros implican incorporar a las pesquerías dentro de la dinámica del ecosistema antártico, para garantizar su conservación. Este tipo de manejo forma parte del enfoque de la Convención para la Conservación de los Recursos marinos Vivos Antárticos. Sin embargo, no se conoce la magnitud del impacto de la pesca cornercial sobre el ecosistema y, menos aún, el resultado de la combinación del efecto antropogénico y del cambio climático. Si el agua de mar incrementara levemente su temperatura, muy probablemente las especies que habitan en aguas adyacentes a los polos podrían migrar hacia el sur, iniciando una competencia por el nicho ecológico con las especies de la región. Esto implicaría la aparición de especies nuevas o invasoras, alterando la diversidad antártica, y la abundancia y distribución especial de las especies nativas. Como consecuencia, se modificarán las capturas, incrementando o disminuyendo las economías locales en varios miles de millones de dólares.

De esta manera, se podrían seguir incorporando variables y e intentar armar el complejo rompecabezas de incógnitas vinculadas con la Antártida. Aún nos faltan muchas piezas, pero las que hoy están disponibles y que están más allá de la ciencia, son suficientes para actuar. La lejana región polar que nos ha asombrado siempre por su belleza única e imponente, resulta ser la más vulnerable.

Por esto, iniciaremos esta etapa histórica del Año Polar Internacional con un "frio" llamado de atención. La Antártida es para la paz, la ciencia y el beneficio de todos. Así lo indica el Tratado Antártico, uno de los acuerdos más brillantes que hemos sido capaces de elaborar. El cumplimiento de este Tratado significa no sólo la conservación y el futuro de la Antártida, sino de nosotros mismos.

Este texto fue publicado en 2006 y forma parte del libro S O S Antártida publicado por nuestra Asociación